-Tu-rota-y-yo.pdf

Tú rota y yo... by Gemo8 "Porque todo lo bueno, empieza con un poco de miedo". Es de alguna canción, no recuerdo de qu

Views 67 Downloads 32 File size 108KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Citation preview

Tú rota y yo... by Gemo8

"Porque todo lo bueno, empieza con un poco de miedo". Es de alguna canción, no recuerdo de quien o como seguía. Sólo se, que en alguna ocasión he podido comprobarlo y así, me encuentro ahora mismo. Muerta de miedo por algo que no debería empezar. Llevo meses acompañándola en su duelo, rompiendo sus prolongados silencios, acunando su íntimo llanto y maldiciéndome a cada minuto o segundo, por "sentir" cada vez que la he acompañado, roto o acunado. Amigas, somos amigas por el amor de dios. Quizás menos amiga de lo que lo era de Miriam, pero amigas al fin y al cabo. Por momentos me aborrezco, por momentos ni me conozco. No puedo acariciarla imaginando el tacto caliente de su piel sobre la mía, no puedo agarrar su mano pensando en lo bestialmente bueno que sería sentirla en mi sexo y no puedo tumbarme junto a ella y abrazarla soñando que somos más de lo que en la puta realidad somos. ¿Que clase de amiga soy? ¿Por que tengo que sentir lo que siento? Me debería limitar a seguir acompañándola, animarla a poco a poco superar la trágica pérdida de Miriam y aquí estoy. En mi cocina, sirviendo dos copas más y ardiendo en deseos, de que sus viciados ojos de esta noche y el deseo que en ellos veo, no sea ninguna ilusión ni mucho menos una quimera. ¡Mierda! Quiero gritar y me tengo que conformar con estrellar uno de los cubitos de hielo en el fregadero. Podría mandarla a la cama, ha bebido demasiado, verla dormir y sentirme más mierda, al irme en la cama y masturbarme volviendo a pensar en ella. En ellas y sus manos, en ella y su calor. - ¡Joder!- ahora si lo grito y van dos cubitos estrellados. No le desearía esto ni a mi peor enemigo. - ¿Tú gusto por la perfección es lo que te hace deshechar cubitos?- me pregunta y no me sobresalta. Antes de que hablase, note su presencia. Es increíble, no puede estar más que a dos metros tras de mi. Es lo que mide la anchura de mi mini cocina y su calor ya me abrasa. Debo contestarle o conociéndola, nuestra distancia física se verá reducida. - No, en verdad que los cubitos hayan acabado en el fregadero tiene una explicación mucho más sencilla y básica- le contesto, mientras me pregunto; ¿cuantos metros medirá nuestra distancia sentimental? Tonterías, no creo que se mida en metros- Se me cayeron. - Uhm- murmura y compruebo girándome hacia ella, que se ha apoyado con un pie en la pared, con ambas manos en los bolsillos y mira el suelo. Estoy aquí, no estas sola. Joder. ¿En que momento vas a ser capaz de verme? Quiero decirle y no lo hago, porque estoy acojonada. Me estoy acojonando por momentos y juro, que ahora mismo lo daría todo, por vencer miedos, acercarme a ella, tomarla de la cara y besarla, dejándome la vida en ello. Conseguir mediante ese beso, fundirme con ella y regalarle una noche de pasión viva entre vivas. Porque aunque no lo crea, ella sigue viva y aún más viva esta dentro de mi.

Mis miedos a romperme, no me permiten más que apoyarme en la encimera, esperando volver a ver sus oscuros ojos. - ¿Uhm?- le interrogo, necesitando que diga algo o la encimera no será un apoyo, sino una catapulta que me impulse hacia su cuerpo. - Hay quien se conoce tanto, que sabe interpretar gemidos, sin necesidad de palabras. ¡Joder! Con su contestación me ofrece mi deseo de volver a ver sus ojos, a veces perdidos, a veces ubicados y otras como ahora, a medio cerrar, dándole un aspecto demasiado apetecible para mis frustradas ganas. Me muero por acariciar sus largas y pobladas pestañas, si cierro los ojos de tanto imaginar la sensación, puedo sentirlas en las yemas de mis dedos gordos. Ha roto mi intimidad buscada en la cocina y ni tiempo me da a seguirle la conversación. Lo sabía y en el fondo lo deseaba. Ya no hay metros de distancia, prácticamente pegada a mi, busca su copa, tras mi espalda. Joder, me desespero y cuando no me ve, me muerdo fuerte el labio. Su cercanía me trae su aroma y no viene solo, lo acompaña su calor. Tan cerca, tan íntimo y tan nuestro, que no puedo evitar, posar mi mano en su cintura, mientras ella bebe y no, no la miro o mis ojos todo le dirán. Mierda de alcohol que me está exponiendo demasiado. - Debería irme. - No - Soy una pésima compañía, no se como me aguantas. - Porque, te quiero. - He bebido demasiado. - Estamos en las mismas condiciones. - No quiero lastimarte, haciendo una tontería. - No es ninguna tontería, vamos Ruth. No era mi voz la que la animaba a besar mi piel. Mis contestaciones fueron detenidas en mi garganta y quise llorar. -Debería irme- me susurró dejando la copa en la encimera. Mis ganas no se conformaron con una mano en su cintura. Con un necesitado descaro, mi mano había viajado por su cintura hasta pegar nuestras caderas- Soy una pésima compañía, no se como me aguantas- me dijo en mi oreja y su aliento movió mi cabello causándome un escalofrío. Mi te quiero se retuvo como lo hizo el gemido roto en mis entrañas, cuando su mano tomó mi cintura- He bebido demasiado- continuo en mi oreja y nuestras mismas condiciones se ajustaban. Porque me colé entre su pelo, buscando su oreja- No quiero lastimarte, haciendo una tontería- y es que no podía ser una tontería si su nariz acariciando mi cuello, me daba la vida y me hacía retenerla pegada a mi. Su olor lo quería mío, como quería que su calor me abrigase y como quiero, que su deseo me desate del miedo.

No rompí mi silencio, pérdida en las mil sensaciones que su cuerpo despertaba en mi. Este debe ser el miedo que se siente ante lo que empieza. ¿Pero que está empezando si ya me estoy rompiendo por ella? El roto no comienza en sus caricias por mi desnudo muslo, comenzaron el día que quise retirar sus lágrimas en besos. Beberme su dolor, queriendo arrancárselo. El roto empieza, cuando mi mano busca la suya que acaricia mi muslo haciéndola subir a mi piel mas intima y guardada, mientras su oreja me invita a la sinceridad. - Quiero sentirte, Ruth. - María Y empieza cuando me nombra, sin saber cuando acaba.

Mi nombre en su boca, mi nombre en mi propio oído retumbando un gemido. El que broto de mi, cuando su mano traspaso mi falda. Calientes y ansiosas, sus caricias me quemaban. Acostumbrada a callar ante ella, retuve los gemidos que su calor y aroma sacaban de mi. Días de penitencia, días de amarla en la oscuridad y ahora, en un momento, mi mejor fantasía estallaba en mi cara. - María Su forma de nombrarme amenazaba mis ganas. No busco mi boca y no busque la suya. Si sus labios llegan a los míos, me echare a llorar irremediablemente. He deseado tanto esto, que no puedo más que cerrar mis dedos sobre su mano, buscando no caerme. Pero no soy la única que busca ese objetivo, Ruth aprieta mi muslo creando en mi, una electrizante sensación de dolor y placer. Frágil, como una estatua de cristal fino, así me encuentro. Su aliento alterado quema mi cuello y alimenta mis ganas. Una caricia más, un centímetro menos, y no podré esconder mis inmensas ansias de y por ella. Frágil, porque no habrá caparazón que me proteja, porque aún sin ella sentirlo, toda yo le estoy mostrando cuanto y como, necesito de este momento entre ambas. - María- vuelve a nombrarme y las costuras de mi falda se pegan a sus pitillos de cuero y hasta deben dolerle, como me duelen a mi los besos que comienza a dejar en mi cuello. Tomadas por las manos, el agarre se cierra. Son las puertas del abismo las que se abren delante nuestra y la aprieto contra mi. Quiero saltar. Joder. Quiero hacerlo, la quiero mía esta noche y mañana. Mañana el sol saldrá, despejado o con nubes, pero saldrá y seguiré ahí, acompañándola en su duelo, rompiendo sus silencios y soñando con un mañana nuestro. Ruth responde abriendo su boca sobre mi cuello y entonces- Uhm- gimo en alto. Tan alto que vuelve a nombrarme- María- y lo hace a voz temblorosa. Ha visto el abismo como yo- Dime que saltamos o salta conmigo- Quiero decirle pero callo, ayudándola para terminar sentada en la encimera con ella entre mis piernas. "Si supieras las veces que imagine tenerte así". Mi muslo sufre la ausencia de su mano, vilmente sustituida por el frío mármol, y un escalofrío me hace abrazarme a ella. Tiembla como yo y su aliento me llega como su respiración, alterado y subo mi cuello, porque si me mira, vera mis ojos inundados de lágrimas, que ya no puedo evitar. -No- le digo en alto temblando como ella y no, no llores. Tú no. Por favor, tú no. Pido y no se a quien, sólo se que la abrazo dejándome todo lo que soy en ese abrazo y no puedo, no me deja mirar al techo y nuestros ojos igual de mojados se cruzan y se enredan, usando ese lenguaje íntimo y secreto forjado entre dos. Porque somos dos, ¿verdad? Aunque me deje el alma en conseguirlo, ahora mismo seremos dos. Me desgarro como el frágil cristal que soy, porque sus ojos dudando, sus ojos sufriendo, son la piedrecitas que me rajan en múltiples heridas. Sólo estamos sintiendo, no puede ser malo sentir. Con absoluta devoción agarro su cara entre mis manos, porque ahí la quiero. Enredada a mi, pegada a mi, sintiendo por mi. "Si estas viva, sientes y si sientes, más viva me haces sentir" Mis dedos gordos acuden a limpiar sus lágrimas, que hoy son más mías. Porque Miriam sigue en

ellas, pero me deja paso y temblando y suspirando y llorando, mis labios ahora si, buscan los suyos y los encuentran. Rotos, así los quiero. Quiero que me los rompa a mordidas, verificando así, que ella y yo, seguimos aquí, respirando, sintiendo y queriendo. Aunque eso nos rompa a ambas. Porque rotas quedamos cuando Miriam nos dejó. - Uhm- gimo cuando mi boca se inunda de su sabor y ya no callo. Porque sus lágrimas, las que a través de besos, me bebo, me lo dicen. Es a mi a quien besa y no a su recuerdo. Por eso, me desato de las cadenas miedosas que por tanto tiempo me han atado, para agarrarla fuerte como fuerte la beso. Que así sabe lo que con miedo empieza, a lágrimas y deseo mezclados con nuestra saliva. Se de su dolor, se cuanto debe dolerle volver a desear, volver a mojarse, volver a sentir. Pero ya empezó nuestro momento y el miedo, el miedo no me va a someter más. Volviéndome adicta al sabor de su boca, no suelto su cara, para decirle- Llévame a la cama- y ni respirar la dejo. Fundo mis labios en los suyos, poseo su boca con mi lengua, sin controlar los movimientos ansiosos que mi cuerpo realiza desatada de cualquier miedo. Su vientre acoge mis ganas y sus manos acogen mi culo. "Si supieras, que así mismo te imaginé. Fuerte, pasional y decidida" Y ahí, cuando mis piernas la encierran, cuando el agarre es necesario para no caer en el giro de nuestros cuerpos, sus ojos vuelven a mirarme, medio cerrados, enrojecidos y mojados, es ahí cuando mi llanto se rompe cara a cara, porque lo que tanto temí no se da, no me pide auxilio, ni esconde su deseo, lo deja brotar y la lucha que en ellos veo, nos declara vencedoras. - Ruth. En medio del llanto, camino de mi habitación, me cobijo en ella, para renacer las dos.

En medio del llanto, camino de mi habitación, me cobijo en ella, para renacer las dos. Y no podré recordar quien desnudo primero, ni el recorrido que en su cuerpo realice, ni cómo naufragaron nuestras ganas una y otra vez. Lo recordaré por siempre, fue la entrega mutua que mojo mis ojos sin poder evitarlo. Tanto tiempo esperando, tanto tiempo soñando, que cuando tanto pude sentirlo, tanto así me emocionó. Bajo su cuerpo quede abrazándola en un nervioso silencio. ¿Que decirle? ¿Como actuar? Hoy hace año y medio, que Miriam nos dejó. Puedo incluirme en ese plural por el derecho que me otorga haber sido su amiga desde nuestra niñez. Se que Ruth, a quien en silencio, prosigo abrazando mientras las caricias que en ella dejó, ni siquiera pasan activándose por mi celebro, no lo ha superado. ¿Entonces como actuó? Si hablo de su hijo, daría cotidianidad sin saber si para eso está preparada, si hago planes para mañana parecerá que doy por hecho algo que no se si esta hecho y si continuó callada, ¿que pensará? Habré sido capaz de demostrarle cuanto me importa? ¿Lo suya que me siento sin haberlo sido hasta hoy? Dios...Joder. Mi personal y desesperante "Trivial Pursuit" interior, por fin se detiene dándome un poco de paz, cuando Ruth se mueve sobre mi y acaba acomodada en mi pecho. Joder, imposible que no escuche mi acelerado latir. - Te imagine así. Caliente y acogedora como un hogar, fuego y pasión, como un amante- me dice besando la rojiza piel de mi pecho y el redoble sin compás de mi corazón, le hace sonreír contra la piel, que en silencio como yo, se enrojece más consciente de las palabras por mi escuchadas. Y soy yo, quien ahora la nombra- Ruth- faltandome manos y piernas, para pegarla más y más a mi, con deseos de fundirme en ella por siempre. - No estoy bien...yo- vuelve a hablarme y ha sido demasiado el tiempo que he esperado esto, como para dejarla continuar. - Pero conseguiremos estarlo- le digo interrumpiéndola y tras esta noche juntas, estoy tan sumamente convencida de ello, que beso su frente sonriendo- Ahora a dormir. - ¿Desnudas?- me pregunta y siento una nueva sonrisa acariciándome. Sonrisa a la que desde ya, me declaro adicta. - Siii- lo exagero dejando que el buen humor sustituya a todo el miedo pasado. - ¿Y así tan juntas? - Siiii - Nos hemos acostado, María. Es...Joder es... - Es nuestro...¿Uhm? Se más que nadie tú situación, se que nadie se lo espera y se que estoy hablando de más porque Joder - Jajajaja, no te pares. Sigue que ibas muy bien. Me falta valor o me sobra amor, porque no puedo mas que reír con ella sin dejar nada atado.

Porque al fin al cabo, el amor es como el campo, ¿y quien le pone rejas al campo? Mejor acomodarme a ella, regalarle los besos que por tanto tiempo he guardado y cierro los ojos recreándome en el sueno vivido. "Cinco minutos bastan, para sonar toda una vida, así de relativo es el tiempo". (Mario Benedetti) Fin